27/11/07

De Amor Corajudo

Tengo un amor de aquellos que solo conoceremos una vez y del que luego vamos a negarlo más de tres veces.
Tengo este amor, necio y testarudo, un pecho que juega a eutanasia sabiendo morirse de olvido y solitario él sabe que no puede autorizar su muerte solo. Tengo este amor que, como quien no sabe, es negligente y calla cuando no debe y habla cuando no quiere, dice barbaridad y media para disfrazarse de una indiferencia que ni yo mismo sé tener y ante la promesa de volver mi amor un desamor surge el problema que quisiera borrarte de todos los lugares y ni siquiera puedo sacarte un poquito de mi corazón.
Tengo este amor, demente. Mira lo que no debe y toca lo que no puede, y aún así ciego (como todo buen amor) sigue el rastro y aroma de lo que no pudo ser tu amor. Tengo este amor imbécil, iluso, que ante una pequena casi nula dosis de esperanza se sujeta para no volar y se flagela para no empezar, se atormenta buscando maneras, métodos y formas para que ella sea feliz sin mí, pero sincero como solo yo sé mentir, este amor no puede arrancar el deseo de sus arterias, de mostrarte cada impulso y retenerla en mi retina y en este iris que tengo tan negro de haberlo quemado cerca de ella y aunque no es como luz del sol, solo quiero que ella me alumbre, como quien juega con fuegos artificiales porque no puede jugar con estrellas.
Tengo este amor, salvaje, con ceros de pensamiento y con algo que de por sí se multiplica. Un amor que no he calculado desde que lo alumbre y que ahora es incalculable, una sensación que me llena y que cuando me deje será un rotundo vacío. Y eso será soledad, pues este amor me acompaña y aún sabe tu nombre, babea tus besos irrepetibles por las noches y convoca a los fantasmas del pasado a darse una fiesta con mi tranquilidad.
Tengo este amor activo que me mueve órganos al vaivén de las hojas de un invierno que me da calor, y yo tan pasivo que al roce de tu voz con mis oídos me planto en un rubor incoloro que se ha camuflado para que no te enteres que me averguenzo de no ser un amigo para ti, estos brazos cobardes que te aprietan a mi pecho para que mis ojos se sientan libres de llorar ocultos y mis costillas se pierdan en el deseo que no te alejes nunca.
Tengo este amor, que es para ella, para ti, que no importa si te (le) hablo en segunda o tercera persona cuando bien se sabe que tu sitio es la primera y aunque hasta ya olvidé cuando te besé por vez última, no han importado las veces sino la forma, aunque esta forma ya no tenga materia.
Tengo este amor, natural, de los silvestres y por tanto no tengo que cuidarlo para que crezca bien solo, y aunque crece no madura y aún le corta venas a mi corazón. Y mi corazón , orgulloso, no grita ni por dolor ni por cosas que de verdad son motivo, callado respira y transpira y aunque caiga enfermo, sabe que este amor no respeta sus límites y no tiene remedio.
Tengo un amor longevo, más viejo que cualquiera de los que he tenido el disgusto de ver, sin duda ha crecido más que sus antecesores y de hecho es menos sabio que sus ancestros, se alimenta de nada y empieza a joder todo, ha entrado en pánico y opresiona el pecho para poder salir, yo mientras tanto lo mantengo oculto porque todo gran amor construye mucho o destruye todo y yo no juego a las posibilidades con un amor imposible.
Tengo este amor que no sabe de donde vino y claro, no sabe a donde va, solo sabe que yo ya me fui y lo abandoné a su suerte, sabe que tú no lo cuidarás, sabe que se siente solo y no se queja porque no sentirá remordimientos en el momento que me deje así.
Yo y este amor, batallamos juntos pero no somos iguales, yo prefiero la paz, y el amor (como todo amor) prefiere la guerra, yo me rindo y el muere en batalla no sabemos si de pie, yo he huido para vivir, este amor no podría huir porque se ha enamorado de ti. Yo tengo este amor que alguna vez hubiera querido saber que tenías tú, un amor ignorante que de errante sólo donde no supo posarse en ti, que de farsante lo que fingió para no quererte herir, que de arrogante lo que pensó que había ganado de ti y de flagrante el simple hecho de ser para ti.
Yo tenía un amor que quiso morirse de olvido pero nunca perdió tu recuerdo. Yo tenía un amor que quiso morirse de lo vivido y por eso siguio viviendo. Yo tenía un amor que un buen día se sentó a esperarte hasta que se murió, se murió de sueño.
Yo tengo un amor dormido.
No! Shhhh!
Déjalo descansar.